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10 situaciones en Japón a las que tengo que acostumbrarme

matsuri en Japón

Japón es un país cuya cultura me ha dado más de un quebradero de cabeza. Hay muchas situaciones en las que aplicando la lógica y el sentido común, pese a venir de una cultura muy diferente, uno puede salir airoso. Sin embargo, otras situaciones aún se me resisten y pese a que sigo trabajando en ello, todavía no he sido capaz de dominarlas en su totalidad. En esta entrada te presento algunas de ellas.

Hoy estamos de celebración. Nekojitablog cumple 100 entradas (aunque parezca que no, es un blog muy nuevo) y por eso he decidido escribir un post algo diferente. En esta ocasión he preferido crear una entrada más personal pero sin faltar a nuestra cita con la cultura japonesa. ¿Cómo lo he conseguido? Pues eligiendo diez situaciones en Japón a las que no me he acostumbrado del todo.

Hay extranjeros que llevan viviendo más de una década en Japón pero que no se enteran ni de medio telediario. Esto se puede producir por varios motivos: No han sabido integrarse, solo tienen contacto con otros extranjeros que viven en Japón, no tienen nociones de cultura y costumbres japonesas... Leer algo de historia y sociología antes de mudarse a Japón sirve de gran ayuda. Además, si uno no se integra nunca se producirán situaciones de shock culturales como estas, y por lo tanto, uno no sabrá qué cambiar para que no vuelvan a producirse. Esto da como resultado que el extranjero cree que el culpable es siempre la sociedad japonesa, cuando realmente no hay ningún culpable. Así fue como me di cuenta de ciertas situaciones en Japón, algunas menos importantes que otras, a las que tenía que acostumbrarme.

Japón en general

Cruce de Shibuya lluvioso
Derechos: Flickr (yao_420)

1. Anocheceres inesperados

Viniendo de España, país en el que tenemos unos veranos cuyo sol dura hasta las diez menos cuarto de la ¿noche? ¿tarde? sentí un gran choque cuando en Japón comenzaba a anochecer a las seis y media. Si hablamos del invierno, la depresión es aún mayor, ya que sobre las cuatro y media comienza a oscurecer. No es tanto problema por la luz, puesto que Tokyo es una ciudad preciosa cuando cae la noche, sino más bien por el descenso de las temperaturas. Por contra, los amaneceres son mucho más rápidos que en España.

2. Demasiado calor y demasiada lluvia

El clima japonés es también una de mis asignaturas pendientes. Los veranos que he pasado en Tokyo no se los deseo ni a mi peor enemigo. La humedad que sufre el archipiélago nipón hace que, pese a no tener unas temperaturas tan elevadas, la sensación de calor sea más agobiante que la experimentada en Sevilla. Ya no me extraño cuando veo a japoneses con sus toallas enrolladas al cuello.

En cuanto a la lluvia, solo puedo hablar de Tokyo, que es la ciudad en la que más tiempo he vivido, pero rara es la semana que no llueve uno o dos días. Reconozco que no me gusta la lluvia, aunque Japón está muy preparado para convivir con tal desastroso fenómeno de la naturaleza. No me gusta ir con los pies mojados, ni chorrear el suelo de las tiendas cuando entro con el paraguas (aquí Japón lo solventa muy bien con los famosos preservativos para paraguas), se hace más lento caminar, los sin techo se ven afectados, se cancelan los partidos de fútbol sala... Aún así, es algo a lo que tengo que acostumbrarme en Japón.

3. Cambiar el tipo del lenguaje 

En más de una ocasión me he dirigido a mis amigos en lenguaje formal. No, corrijo, muy pocas veces me he dirigido a ellos en lenguaje informal, del que usan los amigos y compañeros. Ellos por supuesto, se extrañan y me dicen que soy muy distante y que parece que estoy construyendo un muro entre nosotros. Como bien sabréis, la jerarquía japonesa se ve reflejada incluso en el lenguaje, por lo que no podemos hablarle de igual manera a nuestros amigos que a nuestros profesores o abuelos. Eso también ocurre en España, aunque tan solo cambiando tú por usted y poco más. En Japón el lenguaje cambia casi por completo.

4. El orden de la información en presentaciones (jikoshoukai)

Me llamo Ernesto y me gusta hacer fotos, leer sobre Japón y el fútbol sala. Así es como me presento y como me he presentado siempre en Japón. Para muestra, mi bio de Twitter. Es una presentación muy pobre y sin cabida en este país. Cuando los japoneses se presentan de manera más o menos formal, ya sean estudiantes o trabajadores, lo hacen indicando primero su universidad/empresa, su departamento, lugar de procedencia y por último su nombre. Es algo a lo que no me he acostumbrado y aún me falta práctica para hacer una jikoshoukai decente. El motivo de este choque cultural se produce porque los japoneses reciben su identidad según el entorno en el que se encuentren (universidad o empresa), mientras que nosotros nos creemos ser personalidades únicas (aunque no lo somos) y nos movemos en distintos entornos.

5. No ayudar a extraños

La de veces que he hecho entrar en pánico a japoneses por querer ayudarles. Después de mucho tiempo comencé a entender el por qué esa señora con el carrito de bebé salió huyendo gritando STOP! cuando intenté ayudarle a subir unos escalones. Me sentí fatal, esa vez y el resto de veces que he intentado ayudar a alguien con desastroso final. También comprendí por qué los japoneses continúan caminando impasibles cuando alguien que está a su lado tropieza o va muy cargado de peso.

Aquí entran en juego los conceptos de on y gimu, con los que los japoneses sienten la necesidad de devolver el favor a la persona que les ha ayudado (Esto se ve muy reflejado en el anime Arakawa under the bridge) y también el concepto de privacidad y sentido del espacio personal, con el que un japonés no entrará en contacto físico con un extraño ni con sus pertenencias. La manera correcta de actuar es preguntando primero si la persona está bien y necesita ayuda. Casi siempre nuestra ayuda será declinada y solo se nos pedirá ayuda en situaciones que realmente la requieren. Es algo de lo que soy consciente pero que tengo que practicar aún más.

Costumbres japonesas


6. Ser el centro de atención: Homeru y tatemae

Son dos conceptos que relacioné de manera equivocada y que he 'sufrido' personalmente. Dicho así parece algo negativo, pero no lo es para nada. Simplemente es una situación que no se produce en España o que en caso de que esta ocurra la tacharíamos de peloteo. Me ocurre sobre todo al conocer a algún japonés o al entrar en algún grupo de amigos por primera vez.

En la universidad de Rikkyo, los chicos, y sobre todo las chicas del entorno en el que me movía no paraban de decir lo alto y guapo que soy (en Japón parece que no saben graduar gafas), lo fuerte que estoy, lo bien que juego al fútbol y mil historias más que sonaban a patrañas. Me sentía fatal cada vez que me lo decían, cada día que me recordaban la mirada tan sexy que tengo. Que un chico te diga algo así de buenas a primeras es cuanto menos inquietante. Todo sonaba muy artificial y por otro lado también parecía que todas las chicas querían una cita conmigo. Parecía que estaban ocultando su verdadera opinión y me estaban mostrando su lado falso, de ahí a que pensase en el tatemae.

Pero nada más lejos de la realidad. Mi malestar era tal que ya no podía aguantar más y hablé con algunas personas de los grupos en los que me movía. El problema dejó de serlo (aunque el susto no me lo quita nadie) cuando me dijeron que esta es la manera de fortalecer las relaciones, de crear un buen ambiente y de hacerme sentir bien en el grupo. En términos japoneses, para que seamos más nakayoku y para ello se recurre al halago (homeru) de la otra persona. 

Por supuesto, esas chicas que parecían ligar conmigo pese a tener a su novio sentado al lado solo lo hacían por caerme bien. Es una situación que me recordó mucho a las tiendas de moda o de cosméticos en Japón. Las dependientas no dejan de halagar al cliente para fortalecer esa relación y así obtener más beneficios de él.

7. Los japoneses tardan en responder

Reconozco que he ganado mucha paciencia desde que tengo relación con Japón, pero al principio, y aún no lo he solucionado del todo, no podía soportar cuando enviaba un email/mensaje en Line a algún amigo y este, pese a haberlo leído, no respondía de inmediato. No eran preguntas del estilo cuál es la raíz cuadrada de infinito como para tardar tanto en responder. Solo quería saber si estaba libre esa tarde. Pregunta a la que mis amigos españoles responderían: Te respondo luego, ya te diré los planes, ¿dónde quieres ir?

Es el tipo de respuesta que me esperaba de mis amigos japoneses, mínimo. Error de principiante. En Japón no se dice nada que no sea en vano. En lugar de responder con un 'Luego te aviso', en Japón pueden pasar horas mientras piensan en la respuesta adecuada. Ese tiempo de espera se hace muy pesado. De hecho, los extranjeros nos quejamos de esta lentitud, pero pese a esperar, la respuesta llega y es una respuesta satisfactoria, ya sea rechazando nuestra cita o proponiendo una hora para quedar con nosotros. Por contra, lo que me ha pasado en España es que aunque la respuesta inicial del 'Luego te aviso' era inmediata, el luego te aviso se convertía en un nunca te aviso y finalmente no llegaba respuesta pese a la promesa inicial. Estos plantones nunca han llegado a ocurrirme en Japón.

8. Disculparse cuando el culpable soy yo

Son varias veces las que he entrado en un bucle de disculpas con algún japonés.

- ¡Ah, lo siento!
- No, la culpa es mía.
- No no, lo siento yo.

Sigo sin acostumbrarme a que alguien me pida perdón pese a que haya sido yo el que haya propinado algún pisotón o codazo. Por suerte (o por desgracia) no me pasa siempre. De hecho, algún que otro japonés me ha endiñado bien y no se ha disculpado, pero me produce más shock el hecho de que se disculpen cuando realmente el culpable soy yo. ¿Es posible que esta costumbre provenga del período Edo y la creación del Edo Shigusa? Lo considero probable.

9. Llevar regalos a cualquier parte

Tener muchos amigos y familiares en Japón se traduce en gastar mucho dinero. En Japón es muy común llevar algún tipo de obsequio, normalmente galletas saladas osenbei, cuando se visita la casa de algún amigo o familiar. El San Valentín japonés es también una época en la que gastamos mucho en regalos, chocolates en esta ocasión. No he sido capaz de acostumbrarme a llevar obsequios cada vez que hago una visita o cuando quedo con amigos, y las veces que me acuerdo prefiero no comprarlos para no quedarme sin dinero. ¡Ay! bendito Japón...

10. El grupo es tu vida

Lógicamente, cada vez que me he visto en esta situación es cuando he tratado con amigos miembros de algún grupo del que yo también formo parte. Al ser parte de un grupo, dejamos de ser personas que han creado un grupo para convertirnos en el grupo en sí, como si este fuera un único ente. Te pongo el ejemplo de las veces que he intentado quedar con mi amigo Kondo. Hay ocasiones en las que me apetecía quedar con una persona en concreto ya que tengo más afinidad y cercanía a ella, es más nakayoku como dije antes.

Sin embargo, cuando estoy planeando una quedada con Kondo, indirectamente la estoy planeando con el resto del grupo. Pese a que solo avisé a un amigo para quedar, este se puso en contacto con el resto de miembros del grupo de amigos y de un día para otro habían organizado una barbacoa o una fiesta de barra libre (nomikai) en algún izakaya de Ikebukuro. A mi solo me apetecía salir a mirar tiendas de guitarras con mi amigo Kondo, pero el resultado final de mi proposición era el de 24 personas emborrachándose y yo mirando.

No considero que hacer vida en grupo sea malo, al contrario, es muy acogedor ver lo bien que uno es tratado por amigos relativamente nuevos, pero todavía no me he acostumbrado a que los intereses del grupo (beber alcohol) prevalezcan sobre mis intereses personales (ir a ver guitarras). Aún así, en mi última etapa en Rikkyo ya tenía este tipo de situaciones más o menos controladas.

Entrada larga donde las haya, pero creo que ha merecido la pena escribir tanto. Ha servido para darme cuenta de errores culturales cometidos en el pasado, para recordar también buenas vivencias y para que me conozcas un poquito más en lo personal. Ahora déjame a mi conocerte.

¿Has estado en alguna situación similar en Japón? ¿Te has acostumbrado a ellas? ¿Qué me recomiendas para que por fin termine aceptando las situaciones que más se me resisten?
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Sobre Unknown

Cuando llegué a Japón entendí que estábamos hechos el uno para el otro. Decidí compartir en un blog todo lo que veía y aprendía de Japón. Ahora estoy en busca y captura por soplón.
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6 comentarios :

  1. Me encantó la entrada, al igual que me han gustado muchas otras que has escrito.

    No he estado aun en Japón, así que no tengo experiencias de este tipo, pero todo lo que comentas lo he visto muchas veces reflejado en la forma de actuar de los personajes en muchos Doramas, películas, Animes, e incluso en japoneses que sigo por las redes sociales.

    Me gusta mucho este Blog porque a mi también me interesa mucho tratar de comprender, en lugar de criticar y llegar a conclusiones apresuradas. Obviamente, Japón también tiene su lado negativo, al igual, supongo, que cualquier otra cultura, pero a mi en particular me gusta mucho la mentalidad japonesa, las costumbres, la forma en la que hacen los cosas y la forma en la que se comportan, aunque entiendo que estas costumbres pueden llegar a parecerles molestas o incluso incorrectas a muchas personas.

    Saludos desde Argentina!

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  2. Muy muy buena la entrada! creo que quizás la enorme diferencia cultural es lo que precisamente hace que tengamos tanto interés en estos países, al fin y al cabo conocer culturas y llegar a comprenderlas en parte hace que crezcas mucho como persona y veas la vida con una mirada más tolerante, y es que la asiática pienso que es la cultura justamente opuesta a la española!.

    La escasa experiencia que tengo con estas culturas fue a través de amistades koreanas y japonesas aquí es Sevilla, al principio se dan muchas situaciones incómodas que no sabes como tratar pero en la insistencia y empatia está la clave.

    Mucho ánimo con el blog tío, me resultan muy interesantes las entradas y vídeos como ya te comenté paisano! un saludo!

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  3. Muy buena tu entrada Ernesto, me hace sentir que no estoy solo. Yo llevo 5 años en Japón y a pesar de que me he esforzado muchísimo por encajar en Japón no he podido acostumbrarme a muchísimas cosas y no creo que llegue a acostumbrarme no culpo a Japón solo que hay situaciones que se salen de mis valores personales. Lo que comentas de los elogios es muy cierto para nuestra lógica no suenan muy sinceros y demasiado extremos. En una oportunidad un hombre de unos 60 años me dijo que si todos los hombres en mi país eran tan lindos como yo. :( quede sin palabras. Bueno después de 5 años 0 amigos no trabajo, poco Japones no sé qué pensar. Vale la pena conocer y disfrutar Japón pero desde mi experiencia no poner todos los huevos en 1 basket. No depender económica y emocionalmente de Japón.

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  4. Me encantó tu entrada y todas las que he leído tuyas.
    Estoy deseando ir a Japón para observar todas las particularidades que comentas.

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  5. Yo creo que, como en todo en la vida, hay que ser y dejar ser. Es decir, es muy prematuro para mí hablar de Japón, y menos a alguien como tú que lleva años aquí y estás casado con una japonesa, pero un día me pasó una cosa que, mirándolo ahora con perspectiva, me siento contento de tomar esa decisión. En muchas otras ocasiones mi intuición y mi corazón, muy a pesar de lo que la cultura japonesa pueda decir o proponer, tuve claro qué hacer; al igual que en España donde a veces la cultura no prevalece sobre mi verdadero deseo de hacer algo o decir.

    En Tokyo, un feo día de lluvia, había unas escaleras (no mecánicas) larguísimas para bajar a una estación del metro, en Shibuya, y una mujer con un carrito de bebé estaba parada con él al principio. La gente se movía con mucha diligencia como suele ser habitual y yo, como recién llegadísimo al país estaba, me fijaba en todo más, y a pesar de que soy consciente de que los japoneses no se ayudan mucho y me parecía incluso invasivo proponer un favor que suponga interactuar con tu hijo, hice el gesto de coger el carrito. La mujer sonrió ampliamente y bajé no menos de 30 escalones con el carrito cogido junto a ella.

    Es decir, yo amo la cultura japonesa desde hace años, y como todos los que se sienten atraídos por ella (no por el anime en mi caso) quería venir a vivir aquí alguna vez en mi vida, y tengo esa sensación de "mimetización absoluta" que pretendo en mi día a día. Pero hay veces donde mis principios están por encima y una posible ofensa a algún japonés está totalmente justificada si, como en ese caso, puedo conseguir ayudar a una mujer verdaderamente en una situación apretada.

    Como tú dices, hay que entender a la cultura japonesa, ya que me parece muy de paleto venir a un sitio y pretender que todos se adapten a tí, ya sea visitando una casa ajena, una ciudad ajena o un país ajeno, pero todo debe tener un equilibrio.

    En mi opinión, al igual que tú haces un esfuerzo asertivo al venirte a vivir aquí, "exijo" de manera pacífica una asertividad por parte del resto del mundo si mi acción no se ve común o algo fuera de lugar pero tiene una muy buena razón de corazón para ponerla en práctica.

    Disculpad la longitud del comentario pero también me hayo en una situación de reflexión profunda para con este país. Un abrazo!

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  6. Perdón, quise decir que tú haces un esfuerzo empático diario al vivir aquí y yo, al hacerlo también de manera diaria (no doy la mano a nadie, trabajo durante horas sin abrir la boca si no es imprescindible molestar ya que sé que hablar en inglés los pone en compromiso...), como que exijo de manera individual una empatía por mi asertividad.

    Detalle semántico sin más, que me equivoqué de palabra.

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